TRATADO DEL BURRO

O DEL REBUZNO

Tengo en mis manos un “Tratado del burro y otras bestias” (Una historia del simbolismo animal en Occidente), de Alberto del Campo Tejedor (Aconcagua Libros 2012), que he leído y me le he comido de pe a pa, de cabo a rabo, de una tacada, con todo el pienso de mi abundantísimo pesebre.

Si antes me llamaron la atención por tirar pedos retumbantes al aire, y en la taza del váter, ahora me han amenazado de denunciarme por rebuznar fuerte y recio como hacen los Asnos, no dejando concentrarse en los estudios a los jóvenes que viven en los pisos cercanos al mío del mismo edificio.

Ahora rebuzno a diestro y siniestro y hago a los niños que juegan en el parque infantil cercano huir como ciervos, dejando a sus mamás o niñeras consternadas.

Yo bendigo este libro pues me ha dado honor, sentido de patria, de vida. Le aplaudo y vitoreo, pues todos los pueblos del Orbe viven de los Rebuznos que en ciudades, villas y aldeas se oyen resonar.

Ver un Asno Rebuznar o montar una Jumenta o Jumento, pues también los hay maricas, es un regocijo de todas las iglesias y sus pueblos o rebaños.

Debido a que sé rebuznar, y me han aplaudido en algún teatro, aunque, alguna vez, me hayan corrido a cantazos, no puedo dejar de alabar este libro y colocarle entre los tres grandes libros de nuestra literatura: El libro de Buen Amor, La Celestina y el Quijote.

También, tengo que agradecer que su lectura me ha traído el eco de mi niñez y juventud cuando todo mi anhelo era columpiarme en la verga del Asno del tío Pío, y tenerla como él para perseguir a las mozuelas, sobre todo en las fiestas principales de mi ciudad y pueblo.

Y estoy contento de ver cómo en las iglesias, conventos, monasterios, universidades y colegios se rebuzna fuerte y recio y que gracias a estos asnales rebuznos tan tremendos quitan y ponen gobiernos, consiguiendo grandes victorias los más poderosos, como es el suceso aquí, allí, allá o acullá.

Debe notarse lo que me dijo Herodota, una vecina que me aprecia, a quien le besé, en su día, el Chumino:

-Tú que pedes y rebuznas superando a los Gigantes, Gigantillos, y Cabezudos mismos, escalas, el primero, las regiones del cielo; no andando con embustes ni embelecos como hacen los curas, los gurús y los políticos.

-¿Qué hice yo para agradecérselo? Fui y la cogí. Y bien montado sobre ella, estilo perro, valiente y bizarro la jodí como un borrico gigantón presumido desquiciando su monte y su cotarro.

DANIEL DE CULLA